Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan,
Piden pan, no les dan, piden queso
les dan hueso y les cortan el pescuezo.
los maderos de San Juan,
Piden pan, no les dan, piden queso
les dan hueso y les cortan el pescuezo.
La estrofa de esta canción infantil se aplica a la realidad que estamos atravesando los “Autoconvocados de la Salud Pública de Santiago del Estero". Desde hace cuatro meses luchamos por nuestro pan, para dejar de ser trabajadores viviendo con salarios que están bajo la línea de pobreza, para tener trabajos con jubilación, obra social, vacaciones, con la estabilidad necesaria que nos permita planificar nuestra vida, soñar con la casita propia, los hijos en la universidad, una jubilación.
( Por un momento me parece estar escribiendo estas líneas antes del primer gobierno de Juan Perón, cuando los trabajadores no tenían derecho a nada de esto).
Por luchar por ello, y también por las condiciones en las que se encuentran los hospitales, postas sanitarias y unidades primarias de atención, sin suficiente recurso humano que atienda a la población en sus necesidades, sin remedios, con tomógráfo como el del Regional que no funciona hace cuatro meses, con pacientes oncológicos que se mueren, es decir por luchar por nosotros y por nuestro pueblo, el ministro de Salud Luis Martínez, rescindió los contratos de planta y de locación de 32 compañeros médicos y de un educador sanitario.
En medio de patologías como la desnutrición, la parasitosis, la leishmaniosis, lepra, dengue, gripe A, este ministro, afecto a los flashes multimediales, se da el lujo de prescindir de este recurso humano calificado por años de experiencia profesional, en una provincia que no cuenta con una universidad formadora de médicos, y que tiene una grave carencia de médicos que puedan atender la población del interior, que mueren a diario en medio del traslado a la capital, en autos particulares porque no hay ni ambulancias y las pocas que existen no están equipadas con los insumos necesarios.
No le interesa a este ministro cordobés (ex funcionario del interventor en Santiago Pablo Lanusse), que los hospitales, al haber sido cesanteados todos sus jefes de servicio, vean afectada su capacidad para organizarse y enfrentar cirugías, tratamientos oncológicos y de diálisis, la atención de la maternidad y la neonatología.
Tampoco parece importarle al gobernador Gerardo Zamora, pues ante el reclamo, ni siquiera nos tira un “hueso” y tapando el sol con un dedo, desconoce la existencia de Autoconvocados, negándose al diálogo, sino que parece estar decidido a “rompernos el pescuezo”, porque no otra cosa es llenar de policías los hospitales como otra manera más de amedrentarnos.
Pero nuestra causa es justa, nuestro pueblo la va conociendo y manifiesta su apoyo. Lo vemos en las volanteadas de la peatonal, y en las miles de firmas que apoyan esta lucha que no persigue otro fin que lograr que las instituciones de salud públicas, lo sean, porque resuelven las necesidades de nuestro pueblo.
(Carta abierta dada a conocer por los Autoconvocados de la Salud de Santiago del Estero).
( Por un momento me parece estar escribiendo estas líneas antes del primer gobierno de Juan Perón, cuando los trabajadores no tenían derecho a nada de esto).
Por luchar por ello, y también por las condiciones en las que se encuentran los hospitales, postas sanitarias y unidades primarias de atención, sin suficiente recurso humano que atienda a la población en sus necesidades, sin remedios, con tomógráfo como el del Regional que no funciona hace cuatro meses, con pacientes oncológicos que se mueren, es decir por luchar por nosotros y por nuestro pueblo, el ministro de Salud Luis Martínez, rescindió los contratos de planta y de locación de 32 compañeros médicos y de un educador sanitario.
En medio de patologías como la desnutrición, la parasitosis, la leishmaniosis, lepra, dengue, gripe A, este ministro, afecto a los flashes multimediales, se da el lujo de prescindir de este recurso humano calificado por años de experiencia profesional, en una provincia que no cuenta con una universidad formadora de médicos, y que tiene una grave carencia de médicos que puedan atender la población del interior, que mueren a diario en medio del traslado a la capital, en autos particulares porque no hay ni ambulancias y las pocas que existen no están equipadas con los insumos necesarios.
No le interesa a este ministro cordobés (ex funcionario del interventor en Santiago Pablo Lanusse), que los hospitales, al haber sido cesanteados todos sus jefes de servicio, vean afectada su capacidad para organizarse y enfrentar cirugías, tratamientos oncológicos y de diálisis, la atención de la maternidad y la neonatología.
Tampoco parece importarle al gobernador Gerardo Zamora, pues ante el reclamo, ni siquiera nos tira un “hueso” y tapando el sol con un dedo, desconoce la existencia de Autoconvocados, negándose al diálogo, sino que parece estar decidido a “rompernos el pescuezo”, porque no otra cosa es llenar de policías los hospitales como otra manera más de amedrentarnos.
Pero nuestra causa es justa, nuestro pueblo la va conociendo y manifiesta su apoyo. Lo vemos en las volanteadas de la peatonal, y en las miles de firmas que apoyan esta lucha que no persigue otro fin que lograr que las instituciones de salud públicas, lo sean, porque resuelven las necesidades de nuestro pueblo.
(Carta abierta dada a conocer por los Autoconvocados de la Salud de Santiago del Estero).
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